Asociación superdotados Perú

Hoy en día se habla cada vez más de la superdotación y de las personas con alto potencial. Sin embargo, el Alto Potencial Emocional, o APE, sigue siendo muy incomprendido, e incluso a veces es estigmatizado, asociado en el imaginario colectivo con la hipersensibilidad, que es negativa. Sin embargo, el Alto Potencial Emocional es, de hecho, una forma de inteligencia y superdotación por derecho propio, y constituye una enorme fortaleza tanto en la vida personal como en la profesional. Explicamos los que es el Alto Potencial Emocional, comparándolo a la superdotación intelectual o Alto Potencial Intelectual (API).

Alto Potencial Emocional hipersensibilidad

Alto potencial emocional: ¿qué es?

La persona con alto potencial emocional es capaz de comprender y recibir emociones mucho mejor que la persona media. Es un tipo de talento para comprender los sentimientos, tanto los propios como los de los demás.

La inteligencia emocional es una inteligencia a la altura de la inteligencia tradicional. A menudo se oye hablar mucho más del API (Alto Potencial de Inteligencia), que se determina según el Coeficiente de Inteligencia (CI). Muchas personas de la APE siguen descubriendo este tipo de inteligencia tarde en la vida. Esto se debe, en parte, a una jerarquía arbitraria de las inteligencias que sigue existiendo hoy en día, como se explicó en un artículo anterior. La inteligencia lógico-matemática y la inteligencia literaria son las más valoradas en nuestra sociedad, mientras que las inteligencias emocionales, artísticas o corporales se consideran secundarias. Sin embargo, esta visión es muy simplista e ignora la diversidad de facultades cognitivas y el espectro de posibilidades que pueden aportar a la humanidad.

Por último, el Alto Potencial Emocional es distinto de la hipersensibilidad, que es un estado psicológico correspondiente a un temperamento altamente sensible. Una persona APE puede ser hipersensible y viceversa, pero no es obligatorio. La hipersensibilidad también incluye la sensibilidad a los ruidos, las sensaciones, etc. Por el contrario, APE es simplemente una cuestión de emociones.

¿Cuáles son los puntos fuertes de las personas con alto potencial emocional?

El Alto Potencial Emocional viene acompañado de muchos puntos fuertes. Por supuesto, cada persona de APE es diferente, pero aquí están los puntos más comunes observados:

– Comprensión de las propias emociones: Las personas con alto potencial emocional tienen un nivel muy alto de autoconciencia emocional. Son capaces de percibir con gran facilidad su propio estado, sus causas, y así hablar de ello y encontrar soluciones.

– Empatía: suelen reconocer fácilmente las emociones de los demás, incluso sin información verbal o explícita. Pueden sentir estas emociones para comprenderlas mejor, sin dejarse abrumar por ellas.

– Habilidades relacionales y de liderazgo: las personas con alto potencial emocional tienen un sentido de comunidad que las convierte en excelentes líderes. Optimistas, atentos a los sentimientos de los demás y con fuerza de propuesta, ayudan a avanzar y son una fuerza en el mundo de la gestión.

Sin embargo, al ser neuroatípica, la persona con alto potencial emocional puede tener a veces dificultades para entender por qué piensa de forma diferente a los demás y para encontrar un lugar en sus relaciones. Por eso, muchas personas de APE se sienten tranquilas cuando por fin consiguen poner nombre a su particularidad e identificar su diferencia.

Hipersensibilidad emocional

Identificación del Alto Potencial Emocional

En el caso de los Altos Potenciales, se habla más de identificación que de diagnóstico, ya que no es una condición médica, al igual que la hipersensibilidad. Sin embargo, ser de Alto Potencial Emocional puede causar dolor psicológico cuando te sientes demasiado diferente a los demás o cuando te sientes abrumado por tus emociones.

Se puede identificar un Alto Potencial Emocional con evaluaciones psicológicas y emocionales realizadas por profesionales. Es importante tener en cuenta que hay muchas pruebas para calcular su cociente emocional, pero no hay ningún requisito científico para la elaboración de estas pruebas, pueden costar hasta varios cientos de euros y llevan mucho tiempo. Si sospecha que tiene Inteligencia Emocional pero no padece su enfermedad, puede que no sea necesario identificarla ante un profesional.

Si sospecha que es una persona con un alto nivel emocional y se siente mal en su vida diaria, puede ser útil consultar a un psicólogo. Él o ella podrá orientarle y ayudarle a comprender mejor su situación.

El Alto Potencial Emocional empieza a ser más conocido hoy en día, pero todavía es poco conocido, aunque aporta puntos fuertes muy importantes en las relaciones humanas: gestión y liderazgo, mejor resolución de problemas, creatividad, etc. Saber comprender e identificar mejor esta inteligencia permitiría a los interesados vivir mejor con su diferencia y conocer y utilizar mejor sus puntos fuertes. Las personas con APE podrán, a su vez, enseñar a otros a desarrollar su inteligencia emocional, y quizás vivir en un mundo más comprensivo y solidario.

7 diferencias entre un API y un APE

Los altos potenciales (HP) son personas que tienen capacidades cognitivas o emocionales por encima de la media. Sería simplista definir la superdotación únicamente en términos de inteligencia cognitiva, y ésta es una de las razones por las que, desde hace algunos años, existen dos tipos principales de altos potenciales: el IPH y el EPH.

Aunque los Altos Potenciales Intelectuales (API) y los Altos Potenciales Emocionales (APE) tienen varios puntos en común, existen sin embargo algunas diferencias notables entre los API y los APE que se deben en parte a su diferente modo de razonamiento.

Aquí están las 7 diferencias entre API y APE que ayudan a distinguirlas.

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¿Cuáles son las diferencias entre API y APE?

Si existen diferentes formas de superdotación, es necesario, por tanto, conocer las diferencias fundamentales entre API y APE que ayudarán a responder a la pregunta que la mayoría de las personas se hacen cuando sospechan que son superdotados: ¿cómo saber si se es APE o API? Estas son las principales diferencias entre el IPH y el EPH que te permitirán saber si eres más bien un alto potencial intelectual o emocional.

  • Diferencia 1: Inteligencia (IQ) y cociente emocional (EQ)
  • Diferencia #2: Estilo de razonamiento
  • Diferencia 3: Autoestima
  • Diferencia 4: Comunicación
  • Diferencia #5: Memoria
  • Diferencia 6: Gestión de las emociones
  • Diferencia #7: Genética

Diferencia 1: Inteligencia (CI) y Coeficientes Emocionales (EQ)

Una de las principales diferencias entre los API y los APE radica en el equilibrio respectivo de la inversión de los potenciales intelectuales y emocionales para estos dos tipos de altos potenciales: los API siempre tienen un cociente intelectual muy alto (medido por el CI) y a menudo un cociente emocional bastante alto, mientras que los APE, por el contrario, siempre tienen un potencial emocional muy alto (medido por el CI) y a menudo un cociente intelectual bastante alto. Por lo tanto, es el equilibrio entre estas dos dimensiones a nivel cognitivo y emocional lo que marcará la diferencia entre las IPH y las EPH: mientras que la dimensión intelectual es dominante en las IPH, es la dimensión emocional la que se expresa más en las EPH.

Esto puede explicarse por una diferencia en las áreas neuronales activadas durante la reflexión. En las IPH, son las áreas vinculadas a las funciones cognitivas las que están sobreactivadas, mientras que en las EPH, son las áreas responsables de las emociones y de las percepciones sensoriales las que están sobreactivadas.

En las personas superdotadas en general, el cerebro es hiperreceptivo a la información y la actividad cerebral está constantemente estimulada. Aunque esto les permite pensar con rapidez, también puede ser responsable de la saturación del cerebro y puede provocar fatiga severa, estrés prolongado e incluso depresión a largo plazo. Esta es una de las razones por las que es esencial que se detecten los altos potenciales, para que puedan entender cómo funcionan y protegerse de las fuentes de agotamiento mental.

Diferencia 2: La forma de razonar

Una de las principales diferencias entre las IPH y las EPH tiene que ver con el modo en que funcionan cognitivamente y, más concretamente, con el modo en que procesan la información que surge del entorno.

Las personas con discapacidad intelectual tenderán a preferir los razonamientos lógicos, basados en datos verificables y cuya articulación esté sometida a un proceso de validación casi científico; es a través de esto que las personas con discapacidad intelectual logran una alfabetización informativa que les permite funcionar eficazmente, manejar la información y ajustarse a ella a nivel cognitivo, afectivo y conductual. Son capaces de detectar la más mínima anomalía y encontrar soluciones en un tiempo récord. Esta forma de pensar les permite resolver los problemas con eficacia y aprender rápidamente.

Las personas APE, en cambio, funcionan cognitivamente de forma mucho más intuitiva. El procesamiento de la información es menos formal y está determinado por la experiencia, los datos emocionales y los sentimientos personales. La dimensión más instintiva de este modo de funcionamiento permite a las personas APE una mayor flexibilidad en cuanto a la toma de decisiones e implica procesos más complejos desde el punto de vista de la diversidad de recursos necesarios para procesar la información.

Sin embargo, cabe destacar que la pertinencia de uno u otro de estos modos de funcionamiento dependerá de las circunstancias: no existe un método de tratamiento de la información más eficaz que el otro, sino una variedad de situaciones que requieren un enfoque más lógico o más intuitivo.

En este ámbito, la flexibilidad es una verdadera baza, y si la mayoría de las IPH procesan la información de forma lógica y la mayoría de las EPH operan de forma más intuitiva, las IPH y las EPH consiguen encontrar un equilibrio entre estos modos de funcionamiento que pueden llegar a ser complementarios y cuya combinación es una verdadera baza para posicionarse lo más armoniosamente posible en la vida cotidiana.

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Diferencia 3: Autoestima

Otra diferencia entre la IPH y la EPH se encuentra en el ámbito de la autoestima. Podemos empezar señalando que ambas formas de HP comparten el «síndrome del impostor» y el sentimiento de duda sobre sus habilidades y su potencial de éxito: para las personas con HP, es muy difícil confiar en sí mismas y considerar que están a la altura de los distintos retos de la vida cotidiana.

Es de suponer que entra en juego el sentido de perfeccionismo tanto de los IPH como de los EPH: los IPH se mueven por ideales elevados y fijan niveles muy altos de realización personal, en relación con estándares muy exigentes.

Donde existe una diferencia real entre los API y los APE es en el área más específica de la autoestima: mientras que los API se desarrollan generalmente con una baja autoestima, los APE muestran una autoestima fuerte y resistente frente a las pruebas de la vida.

Se puede hipotetizar que su alta capacidad de gestión emocional les protege de alguna manera de la falta de amor propio, ya que la autorrealización emocional y afectiva refuerza el sentimiento de autoestima y de valía general. La autonomía emocional permite que uno se perciba a sí mismo como valioso, ya que es eficiente y capaz de gestionar, con mayor o menor serenidad, las posibles crisis que puedan surgir a lo largo de la vida.

Además, la capacidad de autocalentamiento de las APE, que tienen medios para cuidarse emocionalmente, alimenta la autoestima y el amor propio: podemos contar con nosotros mismos en cualquier circunstancia. Por el contrario, las personas con discapacidad intelectual son más intelectuales y, por lo tanto, se ven menos afectadas por los procesos emocionales curativos que permiten a las APE verse a sí mismas como esencialmente viables en una sociedad que les dice constantemente que son diferentes e incluso inadecuadas.

Diferencia 4: Comunicación

Otra gran diferencia entre los IPH y los EPH es su respectiva capacidad de comunicación, aunque en ámbitos diferentes. Se sabe que los API tienen un alto grado de fluidez en las habilidades verbales, y es a través de este medio que prefieren comunicarse, exponiendo sus ideas de manera formal para confrontar las de los demás, incluso cuando se trata de expresar sus emociones. El lenguaje, que canaliza el pensamiento, es una valiosa herramienta para las IPH.

Por el contrario, los APE tienen una facilidad mucho mayor en el campo de la comunicación no verbal, lo que les ofrece la posibilidad de estar directa e inmediatamente conectados con sus emociones. Aunque tienen una gran capacidad para hacerse entender más allá o por debajo del nivel de las palabras, también son muy buenos para analizar las manifestaciones emocionales no verbales de los demás. Esta capacidad les permite adaptarse a sus interlocutores y adoptar un estilo de comunicación propio de cada persona para facilitar los intercambios y la comunicación.

Diferencia 5: Memoria

Aunque su forma de acceder a la memoria y recuperar la información es diferente, las personas con discapacidad intelectual suelen tener una memoria excelente, con la especificidad de conectar rápidamente las huellas de la memoria con diferentes modalidades sensoriales: una imagen, un olor, un sonido, evocarán recuerdos precisos vinculados a las percepciones.

En la IPH, la memoria vinculada al contenido verbal (memoria semántica) está excepcionalmente desarrollada (nombres, fechas, conceptos, etc.) y también tienen una excelente memoria a corto y largo plazo.

Por el contrario, en las EHP, la memoria está más relacionada con las emociones sentidas, por lo que las EHP tienden a recordar fácilmente situaciones relacionadas con las emociones (memoria episódica sobre la activación emocional), especialmente si son positivas.

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Diferencia 6: Gestionar las emociones

Aunque tanto el API como el APE son hipersensibles y sienten las emociones intensamente, no tienen la misma forma de gestionar sus emociones en el día a día. Para uno, la gestión emocional se intelectualiza, mientras que, para el otro, es la autoconciencia emocional la que permite un mejor control emocional.

El API utiliza su lógica para analizar sus emociones y consigue distanciarse de ellas de forma racional. Consigue canalizar su carga emocional intelectualizando lo que vive en su día a día. Sin embargo, existe un riesgo de saturación emocional en el alto potencial intelectual. En efecto, al poner distancia entre ellos, al interiorizar sus emociones, al tener el control en lugar de aceptar las emociones tal como vienen y acogerlas por lo que son, corren el riesgo de encontrarse en un desbordamiento emocional. Esta carga emocional excesiva puede traducirse en dolores somáticos como dolores de cabeza, migrañas, problemas digestivos, problemas de piel, trastornos de ansiedad, trastornos alimentarios, trastornos sexuales, adicciones, etc.

Para el APE, la gestión emocional se traduce de manera diferente. Como hemos visto, el área neuronal vinculada a las emociones es privilegiada a la hora de procesar la información que recibe. Por ello, sus emociones se exacerban más fácilmente tanto en situaciones positivas como negativas. Si el APE ha aprendido a gestionar sus emociones, podrá utilizarlas como una verdadera fuerza en su vida diaria, ya que se beneficiará de una excepcional autoconciencia emocional y de un verdadero autocontrol.  Por el contrario, si no han aprendido a gestionar sus emociones, se sentirán más fácilmente abrumados por ellas y absorberán todos los estímulos emocionales y sensoriales que encuentren. Esta inestabilidad emocional puede ser una fuente de sufrimiento para la PTA y puede convertirse en una depresión total en los casos más extremos. También corren el riesgo de desarrollar dependencia emocional, ya que tenderán a involucrarse demasiado en la relación debido a su alta sensibilidad emocional.

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Diferencia 7: Genética

Varios estudios han demostrado que existe una predisposición genética en las personas API y APE. Así, en el alto potencial intelectual, la proporción de inteligencia innata se estima en torno al 60%, mientras que en el alto potencial emocional se estima en un 40%.

Aunque todas las formas de inteligencia se trabajan y desarrollan a lo largo de la vida, lo cierto es que cada persona nace con un cierto bagaje intelectual «innato» que le permite tener mejores aptitudes en determinadas áreas. Evidentemente, aunque la genética desempeña un papel en la superdotación, es imposible excluir el factor ambiental en el desarrollo del alto potencial, ya que también es el entorno el que permitirá a un sujeto desarrollar todo su potencial con mayor facilidad. Nacer en una familia que se interesa por la cultura, que es una fuente de estimulación para el despertar intelectual o que ha podido detectar signos de superdotación en un niño, son elementos que permiten al alto potencial estar en un hogar más fértil para el aprendizaje y el conocimiento.

Debido a que muchos HP no han tenido necesariamente la oportunidad de estar en un entorno propicio para su desarrollo, descubren que son superdotados después de varios años. Muchos de ellos empiezan la terapia porque sienten que algo no va bien, que funcionan de forma diferente a los demás, etc. Y es muy a menudo la conversación con un psicólogo la que les permite comprender que lo que han vivido durante tantos años estaba en realidad relacionado con su superdotación. A menudo ocurre que, tras este descubrimiento, los propios padres descubren que también tienen un alto potencial, ya que la genética desempeña un papel en la predisposición a la superdotación.

Hay una serie de rasgos que diferencian a API de APE en cuanto a características de alto potencial. Si te reconoces en algunas de estas descripciones, puede valer la pena hablar con un psicólogo que podrá ayudarte a identificar la expresión de las características propias de los HP y, eventualmente, permitirte hacer un diagnóstico, que suele ser un verdadero alivio, pero también aprender a vivir con tu superdotación.

¿Es posible ser API y APE al mismo tiempo?

Sí, es muy posible ser APE y API al mismo tiempo, pero sigue siendo muy raro y sólo representa una pequeña fracción de la población (menos del 0,3%).

Si distinguimos entre API y APE por medio de pruebas de CI y CI, es perfectamente posible que una persona tenga tanto un CI muy alto como un cociente emocional muy alto y, por tanto, que sea API y APE al mismo tiempo. Además, aunque estos dos perfiles no suelen favorecer el mismo tipo de inteligencia, lo cierto es que estos dos tipos de superdotados tienen muchos puntos en común.

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El sentido de la justicia

En general, las personas de alto potencial tienen un fuerte sentido de la justicia, la equidad y la moralidad, sea cual sea el sistema de referencia ideológico al que se refieran; en general, las personas de alto potencial tienen un fuerte idealismo.

Por lo tanto, son especialmente intolerantes con la injusticia, ya sea hacia ellos mismos o hacia los demás. Si respetan las normas que tienen sentido, también tienden a cuestionar una autoridad que no tiene fundamento.

Perfeccionismo

Aunque es más cerebral y casi obsesivo en la IPH, el perfeccionismo es un rasgo común en los altos potenciales. Siempre se esfuerzan por mejorar y hacerlo mejor para alcanzar el alto nivel que tienen para sí mismos, en correlación con su fuerte sentido moral y su sistema de valores.

Empatía

Los altos potenciales tienen una gran empatía debido a su hipersensibilidad emocional. Son capaces de identificar, sentir y verse afectados por sus propias emociones y las de los demás. Esta es una de las razones por las que son capaces de adoptar un modo de falso yo.  Esta es también una cualidad con la que deben tener cuidado, ya que el hecho de ser API y APE o superdotados puede llevarlos a ser demasiado benévolos y a olvidarse de sí mismos en beneficio del bienestar de los demás, especialmente en sus relaciones románticas, pero también a ser más fácilmente presa de los manipuladores narcisistas.

El falso yo

Los superdotados tienen la capacidad de funcionar en un modo de falso yo, que corresponde a una facultad de adaptación a los demás tan exacerbada que una parte de la auténtica personalidad se pierde en el proceso de adaptación. Entonces pueden adoptar una postura camaleónica porque tienen una empatía conductual que les permite adaptarse a cada personalidad que encuentran.

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Hipersensibilidad

Los altos potenciales tienen la particularidad de ser hipersensibles y de captar la información sensorial de su entorno con extrema delicadeza, pero también de sentir sus emociones y las de los demás con gran precisión.  Ser un API y APE puede ser difícil de manejar en el día a día, especialmente si la persona no aprende a gestionar sus emociones, que pueden verse exacerbadas debido a la hipersensibilidad.

La sensación de no estar a la altura de los demás

Los superdotados suelen sufrir por su relación con los demás y sus diferencias. Piensan de forma diferente a la mayoría de la gente. Además, su fuerte sentido de la justicia y sus valores morales les dificultan ajustarse a las normas sociales.

Curiosidad

Los altos potenciales son extremadamente curiosos y tienen una necesidad constante de aprender cosas nuevas. Tienen tendencia a interesarse profundamente por un tema y luego pasar a una nueva actividad en cuanto lo han abarcado todo. La estimulación intelectual es más que necesaria para ellos, de lo contrario se aburrirán rápidamente. Por lo tanto, se puede imaginar que ser API y APE al mismo tiempo ofrece una curiosidad inconmensurable para varios y variados dominios, ya que la persona se beneficiará de habilidades emocionales, creativas y cognitivas particularmente altas al mismo tiempo.

Pensamiento arbóreo

Ser un API y APE o una persona cebra va acompañado de un pensamiento arbóreo, también conocido como funcionamiento neuro-atípico. En ellos, la información no se procesa de forma secuencial, sino en forma de árbol. La información se junta continuamente para dar lugar a nuevas ideas, etc. Su pensamiento va en todas las direcciones y, por lo tanto, implica una sobreactividad cerebral constante.

Si crees que eres tanto APE como API, te invitamos a que te pongas en contacto con un psicólogo especializado en altos potenciales para que te haga una prueba y te confirme que puedes ser superdotado.